Jorge Carlos Fernández Francés es un gran fan del sector automotriz, por lo tanto, hoy nos preguntamos: ¿Cómo la vida se parece a los autos?
Inventado en el siglo XIX por Karl Benz y popularizado gracias a la producción en masa durante el siglo XX, el automóvil moderno representa mucho más que un medio de transporte cotidiano. En un inicio, buscaba proporcionar movilidad de manera simplificada a los conductores de carruajes, pero hoy en día ha crecido hasta convertirse en un estilo de vida, una de las industrias más importantes del mundo y una pieza clave de feroces competiciones deportivas. Sin embargo, ¿cómo la vida se parece a los autos?
El automóvil, conforme a su desarrollo a lo largo de la historia, ha representado las necesidades de la vida de todo tipo de personas. De esta manera, se ha desarrollado tal y como sucedería con un ser humano a lo largo de su vida. Tras sus inicios, durante el siglo XIX y XX, el auto se limitaba a ser un medio de transporte con mayor autonomía y fácil manejo en comparación a los carros tirados por caballos; es decir, tenía una tarea simple dentro de la sociedad y tenía sobre sí una gran cantidad de expectativas a futuro a pesar de ser aún un artilugio con un enorme grado de inmadurez. Nadie podría haber previsto en lo que se convertiría a futuro.
En plena “adolescencia” del automóvil, durante el auge en su crecimiento gracias a la producción en cadenas de montaje propuestas por Henry Ford (y su famoso modelo T), además de las propuestas de otros innovadores de la industria, los problemas no tardaron en aparecer. Esto debido a que se necesitaban nuevas medidas para organizar tanto a la industria del automóvil como a los consumidores, regulando a estos últimos con implementaciones como los semáforos y los parquímetros. Como en toda persona joven ansiosa por mostrar todo su potencial, las competiciones de automóviles no tardaron en aparecer, con el primer campeonato internacional en 1950: la Fórmula 1.
Conforme los años pasaron, el auto comenzó a diversificarse en diseños y finalidades, llegando así a su madurez temprana. Ahora se encuentra establecido como el medio de transporte por excelencia, pero también como un estilo de vida para todos aquellos que emplean incontables horas de trabajo para externar su personalidad y ambiciones a través de su vehículo, o como uno de los deportes con mayor intensidad en el mundo. El automóvil es y seguirá siendo relevante durante las décadas venideras, como un adulto joven que sigue diversificando sus capacidades e intereses, pero que aún tiene muchas sorpresas en el futuro conforme a su perfeccionamiento y su adaptación a los cambios venideros del mundo moderno.