Sabemos que debe tenerse en cuenta el factor social de los automóviles o vehículos sin conductor. La revolución de la robótica industrial a fines del siglo XX provocó una crisis social en otros sectores industriales que gradualmente condujo a la pérdida de empleos en el sector. La solución para estos trabajadores solo podría consistir en capacitación laboral y reciclaje laboral. Algo similar podría sucederle a los conductores profesionales si los vehículos sin conductor se convierten en una realidad generalizada. En todos los sectores económicos, la automatización de tareas, la robotización y la estandarización implican el concepto de transformar las tareas operativas básicas realizadas por los trabajadores en tareas de supervisión.
Según Jorge Carlos Fernández Francés, experto en el sector automotriz y empresario mexicano, el desarrollo de vehículos sin conductor debe ir acompañado de una transformación social que permita a los conductores encontrar un marco de desarrollo personal y profesional basado en una mejor capacitación y reasignación de trabajo. La tecnología ya está disponible o se está desarrollando, por lo que la pelota está en la cancha de la sociedad. Los legisladores y los ciudadanos decidirán en última instancia si los vehículos sin conductor se hacen realidad tarde o temprano en cada región. La sociedad y su rigor también decidirán si la llegada de automóviles sin conductor se convierte en una revolución social que mejora a cada sociedad o si se utiliza para enfatizar las desigualdades, como ha ocurrido con muchos productos nuevos de alta tecnología. Los vehículos sin conductor probablemente se harán realidad gracias a las nuevas políticas para el uso del transporte y el consumo de movilidad. El futuro parece prometedor.